domingo, 12 de junio de 2011

¿De verdad sigues creyéndote la falacia del "esta vez va en serio"?

  
Por muchas noches en blanco que una dedique a pensar en su biografía sentimental, la verdad, es que encontrará pocas soluciones. Podrá parchear tal o cual relación, pero al final volverá a pasar lo de siempre que en un momento dado saltará en pedazos como tantas otras veces, porque uno es como es y no es fácil dejar de serlo para querer a alguien, es casi un combate perdido de antemano. Así que lo mejor que nos podría pasar es que las relaciones sentimentales vinieran con fechas de caducidad como los yogures, así sabríamos de antemano cual es la fecha del final y no perderíamos el tiempo en inseguridades, sospechas, ni discusiones, nos dedicaríamos a disfrutar cada momento hasta la última décima de segundo. Aunque si lo piensas, lo bueno de no tener fecha de caducidad es que nos permite seguir soñando con que esta vez sí ese yogur pueda conservarse para siempre.

jueves, 2 de junio de 2011

Eras la unica excusa que me quedaba.

  Siempre dije que lo dejaría algún día, cuando yo quisiese, cuando consiguiese reunir la suficiente fuerza para enfrentarme de nuevo al mundo sola. Pero creo que con el tiempo sólo deseé olvidarlo, olvidar mi vida, y olvidarme a mí. Durante meses me refugié del exterior con excusas estúpidas, mentiras que ni yo misma me terminaba de tragar, pero que me hacían sentir bien porque me liberaban de los problemas. Perdí a toda persona cercana, las alejé, y por cada una que se iba una sobredosis ganaba. Herí a otros, otros que me querían, seguramente más de lo que me quise yo, y me herí a mí, a mí que soy la única persona de la que me puedo valer, la única que estará haga lo que haga, la única a la que no debo dañar. Me quedé sola. Ya no podía destruir a nadie más, porque no existía nadie a mi alrededor. Los espantaba, como un enfermo a la sociedad, como los perros a la gente sin alma. Así que salí a buscar lo poco que quedara de mí entre las alcantarillas y encontré mi mente,en el fondo de los cortes que surcaban mi piel, y encontré el sentir, en él, que lo guardó hasta el día en que volviese para que yo no pudiera romperlo.